sábado, 1 de agosto de 2009

0.20 CENTAVOS PARA SEGUIR AVALANDO LA DESTRUCCION DE LA LECHERIA ARGENTINA


El acuerdo de ayer suscribe una vez mas la alianza de vasallaje de cierta dirigencia láctea con los kirchner, en perjuicio de todos

Los subsidios podrian considerarse “ex post” para paliar una catástrofe climática (sequía) o en compensación indemnizatoria por la confiscación y situación de quebranto operada desde el Estado en el pasado; pero nunca pueden negociarse “ex ante” en reemplazo de la legítima rentabilidad y de un mercado transparente (sin precios maximos, sin restricciones a las exportaciones, sin precios de corte).

Una cosa es aceptar el subsidio para salir de la situación a la que nos llevó un dirigismo represivo. Otra es hacerlo para continuar avalando el mismo dirigismo económico que nos agobia, abrazándose emocionados con la Presidente.

La destrucción de la lechería tiene en este escenario:

a) Un nombre: Moreno.

b) Una causa: "dirigismo económico anticonstitucional" por medio de 4 herramientas que han fracasado en el mundo: "control de precios", "restricciones a la libre exportación" y "retenciones" (llamadas “precio de corte” en el caso de la leche).

c) Un anzuelo mortal: "subsidios, compensaciones y acuerdos con el gobierno" que se ofrecen en "reemplazo" de un mercado transparente y de la legítima rentabilidad.[1]

d) Varios cómplices necesarios: las usinas lácteas y dirigentes tamberos que se han prestado a este contubernio espurio de espaldas a nuestra Constitución y a la experiencia nacional e internacional.

e) Un supuesto falso: "defender la mesa de los Argentinos".

f) Una decisión política injusta y antiproductiva: “pretender que10.000 tamberos subsidien el consumo de 40.000.000 (cuarenta millones) de Argentinos.

En este contexto cada tambero tiene que hacerse cargo de 4.000 argentinos (incluyendo pobres, clase media, ricos, millonarios e hipermillonarios), aceptando controles de precios y restricciones a las exportaciones que actúan como subsidio encubierto para (supuestamente) mantener los precios.

Un disparate mayúsculo tratándose de una de las actividades más sacrificadas.

Los 0,20 centavos (que en todo caso debieran llamarse "indemnización") no pueden negociarse como moneda de cambio para seguir sosteniendo un dirigismo anticonstitucional, cimentado en controles de precios, restricciones a las exportaciones y precios de corte (retenciones).

Insostenible... Cuando sabemos que, paradójicamente, el resultado de esta política que pretende defender la mesa de los Argentinos ha llevado la cantidad de tamberos (una actividad hereditaria de muy difícil reemplazo) de 16.000 tamberos antes de la era K a 10.000 en la actualidad.

Impresentable... Cuando sabemos que, después de años de defender a "la susodicha" con restricciones a las exportaciones y controles de precios:

- Los productos lácteos cuestan más en Argentina que en Francia mientras el tambero argentino recibe la mitad que el tambero francés.
- Desaparecen tres tambos por día.
- Las usinas lácteas tienen dificultades financieras y están a punto de ser vendidas a capitales extranjeros.
- Y desperdiciamos una oportunidad histórica de ganar mercados, generar divisas, recaudar mas y tener hoy miles de nuevos tambos y decenas de nuevas usinas lácteas (las que ya estaban surigiendo) aumentando la competencia y disminuyendo los precios si se permitía aprovechar los buenos momentos internacionales.


Esto es increíble e e injusto.

¿Y los pobres (preguntaràn muchos)? Los pobres (pocos según este gobierno) requerirán, de algún tipo de ayuda.

Pero este esfuerzo debe ser soportado por toda la sociedad sin que el peso recaiga sólo sobre los tamberos.[6]

Gran parte de nuestra progresía K de clase media y media alta (), estará, seguramente orgullosa de que se prorratee entre sus filas este costo social.

La lechería es inviable con controles de precios, precios de corte (retenciones) y restricciones a la exportación.

Es mal negocio seguir vendiendo el alma a Moreno por 0,20 centavos.


HISTORIA DE UNA MENTIRA PERVERSA…

1) A partir del falso supuesto al que aludiéramos (“defender la mesa de los argentinos”) y con la creencia mitológica[2] según la cual, los precios responden a la voluntad de los funcionarios, se aplicaron controles en el mercado interno, se restringieron exportaciones y se establecieron precios de corte (retenciones) que llegaron al 50%.

2) Destruyendo la rentabilidad en época de vacas gordas, que hubieran compensado las épocas de vacas flacas, se desalentó la inversión facilitando la concentración oligopólica.

3) El gobierno negoció precios máximos con las grandes usinas lácteas e hipermercados que, obviamente, sin competencia en el horizonte (dado que el modelo de “control” y “regulación” desalienta la inversión y el riesgo), en vez de mejorar la productividad, trasladaron sus costos a los proveedores, especialmente a los tamberos.[3]

4) Sabiendo que los números no cerraban, el gobierno ofreció compensaciones a los mismos (compensaciones que nunca cumplió).

5) Los dirigentes tamberos aceptaron este perverso juego que llevaba a la destrucción; y que los habría llevado igual aunque el gobierno hubiera cumplido lo pactado, dado que el problema no está en el analgésico (compensaciones o subsidios), sino en la enfermedad (controles de precios y restricciones a la exportación).
6) La política represiva orientada contra las fuerzas productivas y el dirigismo económico impidió lo que naturalmente hubiera ocurrido de haber habido exportaciones abiertas sin control de precios (como ocurre en Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay):

-Más gente se habría dedicado a los tambos y a la producción de subproductos.
-Más inversores habrían apostado a la exportación de leche en polvo y derivados.
-Más mercados se habrían ganado.
-Más trabajo se habría generado.
-Y los precios se habrían estabilizado por efecto de la mayor oferta...
-Más gente habría decidido permanecer o radicarse en las pequeñas localidades lecheras donde la vida es más económica para bién de los particulares y de las arcas públicas.
Por el contrario, alentando el fantasma de "la mesa de los argentinos" se instaló una regulación represiva, cambiante y espasmódica, sobre la cadena productiva y comercializadora, con la ilusión de evitar la escalada de los precios.

Reincidimos en nuestra crónica inclinación a los disparates económicos:

“Creer que se puede controlar precios sin desalentar la inversión y la producción”

“Pretender que 10.000 tamberos subsidien el consumo de 40 millones de argentinos, sin destruir la actividad”.


¡OID EL RUIDO DE ROTAS CADENAS!

Los controles de precios han fracasado siempre y en todo el mundo incluyendo la política económica de la Alemania Nazi y las políticas económicas de los Gobiernos Militares en Argentina.

Cada vez que en Argentina tuvimos control de precios acompañado con restricciones y retenciones al comercio exterior terminamos en hiperinflación.

Así pasó con el Plan Gelbard que culminó en el “Rodrigazo”. Así paso con los planes económicos de Alfonsín que culminaron en la estampida del 89.

No tienen restricciones a la exportación ni control de precios ninguno de nuestros vecinos (Chile, Uruguay, Paraguay o Brasil) con quienes, es de suponer, debemos tener políticas macroeconómicas coordinadas para evitar asimetrías en un primer momento y la descapitalización de nuestros productores en un segundo.[4]

No tienen controles de precios, ni retenciones, ni precios de corte ninguno de los países que están dejando o han dejado atrás el subdesarrollo en los últimos años: Chile, Irlanda, Nueva Zelanda, Sudáfrica.

No lo tienen los Taiwan, Singapur o Corea.

No los tiene España, ni Francia... [5]

No puede haber control de precios en un país donde gran parte de las actividades no los tienen. Y donde los tamberos pagan por sus insumos, vacunas, asesoramiento, indumentaria, esparcimiento, construcción, movilidad y servicios varios, precios de mercado.

No puede tener control de precios un país en medio de un mundo donde la mayor parte de los países no los tienen.

LA OPCION:

EL CÍRCULO VICIOSO DE LA POBREZA ó EL CÍRCULO VIRTUOSO DE LA RIQUEZAEsta proclamada “defensa de la mesa de los Argentinos” alentó el círculo vicioso de la pobreza:

Mas controles (a la exportación y a los precios internos) = menos rentabilidad
Menos rentabilidad = Menos inversiones
Menos inversiones = Menos competencia
Menos competencia = Menos oferta
Menos oferta = Mayores precios e inflación
Mayor inflación = Mayores costos
Mayores costos = Presión por mayores precios al consumidor
Y por lo tanto = Necesidad de mas controles, menos rentabilidad, menos inversiones, menos competencia, menos oferta, mayor inflación, mayores costos, mayores precios…

La libertad de comercio y la consiguiente transparencia de los mercados habría, por el contrario, alentado el círculo virtuoso de la riqueza:

Menos controles y restricciones a la producción = Mayores precios en un principio.
Mayores precios = Mayor rentabilidad
Mayor rentabilidad = Mayores inversiones
Mayores inversiones = Mayor competencia
Mayor competencia = Mayor oferta
Mayor oferta = Menos inflación
Menos inflación = Menores costos y precios
Menores costos y precios = Mayor competitividad y productividad
Mayor competitividad y productividad= Mas mercados, más exportaciones, más divisas, más inversiones, mayor oferta, menor inflación, menores precios en el mercado interno…

Podemos agregar que el círculo vicioso de la pobreza genera menos divisas y menos ingresos a las cadenas productivas, por lo tanto menos sueldos, menos consumo, más pobreza.

Podemos agregar también que el círculo virtuoso de la riqueza genera más divisas, mayores ingresos, mejores sueldos, más consumo, más riqueza.

No existe un solo país en el mundo que se haya desarrollado con recetas mágicas tales como estímulos ficticios al consumo originado en emisión monetaria, millonarios subsidios, controles de precios y políticas distribucioncitas que pongan la renta y la propiedad de los habitantes a merced de “represores económicos…”[7]

Y sí existen muchos que se han desarrollado estimulando a sus fuerzas productivas, respetando la propiedad y premiando con la renta a los que tienen capacidad de generar riqueza.

Pongámosle el Cascabel al Gato y llamemos a las cosas por su nombre.

Con controles de precios y más intervención, no existirá nunca el mercado transparente que reclaman los tamberos.

Como dice el Himno…
LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD.

Dr. Gabriel Vénica (MBA)Facultad de Ciencias Económicas




[2] Hablamos de "creencia" en el control de precios, porque este tipo de herramientas, pertenece más al discurso religioso (neomarxismo) que al discurso económico.

[3] En un contexto de inseguridad jurídica, intervencionismo feroz e inflación galopante no se puede esperar otra cosa de las empresas, en ninguna parte del mundo. Se pierde el tiempo criticando a las usinas lácteas y a los hipermercados. En general, se trata de los mismos capitales que operan en Brasil, USA, Chile o Francia y no hacen “allá” lo que hacen acá. Ergo, no son malos ni buenos. Se adaptan a las reglas del país en que están. En este país “la regla” dice que la rentabilidad “depende” del “acuerdo” alcanzado con el Gobierno. Naturalmente, a esa variable (acuerdo con el gobierno) terminan destinándose los “esfuerzos” de las empresas. Donde la variable decisiva es ser cada día más productivo y competitivo las empresas se “esfuerzan” por ser cada día más productivas y competitivas.

[4] La descapitalización termina necesariamente en “desnacionalización”. Bueno es recordar que durante la vigencia de “este modelo” y con esta política nacional y popular de “acumulación” terminaron en manos brasileras: la única empresa nacional petrolera que nos quedaba PEREZ COMPANC; nuestra máxima fábrica de cerveza QUILMES; nuestro mayor fabricante de cemento LOMA NEGRA; el 85 % de nuestra exportación de carnes incluyendo al frigorífico QUICKFOOD (Paty); ACINDAR; ETC. ETC..

Son innumerables las empresas que pasaron a pertenecer a capitales chilenos, americanos o europeos.

[5] Libertad de mercados no quiere decir necesariamente neoliberalimo. Otro concepto “comodín” “espantapájaros” profusamente utilizado por la “ignorantia” progre para explicar todos los fenómenos económicos que no entiende. Muchos de los países que no utilizan controles de precios, ni restricciones a las exportaciones, ni retenciones tienen gobiernos socialistas. Chile, Uruguay, Paraguay y España entre otros.

[6] Si es verdad que tanto importan los pobres, toda la sociedad, especialmente el progresismo urbano de ingreso medio y medio alto, prorrateará felizmente su manutención.
[7] Podríamos aceptar como excepciones la Industrialización forzosa de la URSS durante Stalin, el crecimiento económico de China en los últimos años o el Tercer Reich Hitleriano. Sin embargo, en todos estos casos el crecimiento económico incluyó sistemas políticos totalitarios, ausencia pavorosa de libertad y violaciones flagrantes a los DDHH, siendo discutible identificarlo con un auténtico “desarrollo”. ¿Será este el modelo que aún falta profundizar?