miércoles, 23 de marzo de 2016

20/04/16: BONAERENSES CONDENADOS AL INFANTILISMO CIVICO: Propuesta de modificación de la ley de municipalidades


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Provincia de Buenos Aires…Donde el conurbano y el interior se parecen


Cada vez que viajo a Huanguelén además de llevarme a comer al restaurante del “turco” Dip (recomendable) me recuerdan que pertenecen a cuatro partidos (Coronel Suarez, Lamadrid, Guamini y Daireaux) y que no eligen su propio intendente.

A diferencia de lo que ocurre en otras provincias, en el sistema bonaerense se vota un sólo intendente por partido aunque cuente con varias ciudades, aldeas, pueblos con recursos, personalidad y vocación para ser artífice de su propio destino.

En Santa Fe (donde los partidos se llaman departamentos) cada núcleo urbano de más de 500 habitantes puede  reclamar ser comuna y con más de 10.000 ciudad[1], en ambos casos con autonomía y autoridades elegidas por  el voto popular. Cada departamento cuenta con varias intendencias y comunas.

Córdoba es similar a Santa Fe. En el art. 2 de su Ley Orgánica Municipal[2] puede leerse: “Serán reconocidos como Municipios las poblaciones estables de más de dos mil habitantes. Aquellos que tengan más de diez mil habitantes serán ciudades”. Y en su artículo 5: “Serán reconocidos como comunas los asentamientos estables de hasta dos mil habitantes”. En todos los casos con facultades para elegir sus autoridades, cobrar sus impuestos y tasas y administrar su territorio.

El caso de Lezama no hace mucho independizada de Chascomús reclamando por su autonomía no es único.  Huanguelén, Darregueira, Quequén,  Santa Clara del Mar, Pedro Luro, Saavedra, Roberts, Norberto de la Riestra, Pedernales, La Ernestina, Leandro Alem, Tres Algarrobos, Villa Ventana, Saldungaray, Villa Arcadia, Chillar, Claromecó, Lima y 30 de Agosto constituyen algunos de los cientos de localidades del interior de la Provincia reducidas al infantilismo cívico y administrativo por una organización política provincial que los condena al centralismo y a la dependencia de nutridas burocracias enquistadas en las cabeceras del partido.

Se suele aducir que la autonomía aumentaría el empleo y consecuentemente el gasto público. La práctica indica que ningún gasto se expande más, ni es más ineficiente, que aquel que se genera lejos del control ciudadano. No se trata de aumentar los impuestos sino que estos queden en el lugar donde se generan, ni de multiplicar el empleo público sino de arraigarlo al territorio que le paga el sueldo. En vez de 1.000 burócratas amontonados, los mismos 1.000 distribuidos en 7, 8 u 10 comunas, identificados y conocidos por sus vecinos, sujetos a las autoridades y el control social.

El problema se agrava en el conurbano. Recorrí Esteban Echeverría en las últimas elecciones. Con 340.000 habitantes[3] es una Provincia chica. Conocía Monte Grande (cabecera) y Luis Guillon (donde vivo). Me tocó caminar y conocer Canning, 9 de Abril y El Jaguel. Me sirvió para despejar dudas respecto a una de las raíces del drama insoluble del conurbano: es inmanejable con burocracias multitudinarias y centralizadas.

Cada barrio de Esteban Echeverría, salvo Caninng, posee no menos de 50.000 habitantes. Suficientes como para ser su propio municipio. Tienen la cantidad de habitantes, la idiosincrasia y la vida comercial que lo justifican.

Estos barrios (verdaderas ciudades) son hoy empujados a la marginalidad desde la misma concepción de la organización política provincial, sin autoridades propias, a merced de punteros políticos, organizaciones populares y grupos de presión que hacen su agosto desde dudosas representatividades pero exhibiendo una gran capacidad negociadora a veces extorsiva (“te corto la calle”, “te junto a 40 pibes”).

Frente a este fenómeno el sistema responde con autoridades lejanas y extrañas, incapacitadas para resolver los problemas “desde arriba”, cuando debieran ser resueltos “desde abajo” mediante los mecanismos representativos y republicanos que prevé nuestra constitución y que están vedados a grupos humanos condenados a vivir sin otra identidad cívica que la de pertenecientes a “sectores populares”.

La inmensa mayoría de estas poblaciones desconoce a sus “delegados municipales” (nombrados y no electos). Tampoco les interesa conocerlos. En el caso de Esteban Echeverría la municipalidad es la Municipalidad de Monte Grande y Monte Grande muy poco tiene que ver social, cultural, comercial y geográficamente con Canning, El Jaguel, 9 de abril y Guillón. El partido de El Tordillo con 1.700 habitantes puede elegir su intendente; el Jaguel con 60.000, no.

La cultura cívica del vecino termina siendo una incultura cívica reducida a la queja por los problemas que la municipalidad no resuelve, ni podrá resolver porque está desbordada y el sistema es contra natura. Una municipalidad del conurbano no tiene los recursos de una capital de Provincia o de la misma Capital Federal pero tiene bajo su administración una cantidad de gente similar o superior a una capital de Provincia.

Cada uno de sus barrios constituye un centro urbano con su propia dinámica.  Debieran estar en condiciones de cobrar sus impuestos, organizar su espacio, cuidar sus plazas, promover sus industrias y comercios, recibir su cuota parte de coparticipación provincial, definir sus prioridades, promover sus líderes, elegir sus intendentes y concejales, conocerlos, controlarlos, pedirles cuentas, sin la intermediación inútil de la cabecera del partido hacia arriba y sin la ambigua representación y mediación de los grupos de presión,  las ONGes, las cooperativas y las agrupaciones de esto y lo otro, hacia abajo.

Pequeños municipios (no tan pequeños) de 10.000, 30.000, 50.000 habitantes, autónomos. Es lo que necesita La Matanza (1.800.000 habitantes). Donde los líderes sean visibles, representativos y republicanos y no “punteros”.

Imagino a la gente de Guillon, Caning, El Jaguel o 9 de abril haciéndose  cargo de si mismos. Conocen sus urgencias, aman su territorio, interactúan entre ellos en clubes y capillas y padecen a los “oportunistas” con contacto con el Intendente a los que deben necesariamente recurrir cuando el agua los tapa porque no les queda otra.

Los “punteros” -intermediarios naturales en un sistema antinatural- resultan mucho más caros que un intendente y cinco concejales.

No cambia la cuestión que el barrio sea pobre o sea rico. “Me conocen y los conozco, no entiendo como se puede administrar de otra manera”. “No concibo que Villa Guillermina sea dirigida desde Reconquista”, me dice Eduardo Scarpín dos veces jefe de comuna de esta emblemática localidad de La Forestal en el Norte de Santa Fe de 6.000 habitantes, de modesto tenor de vida y escasos recursos, pero acostumbrados a una autonomía que contribuye a que el pueblo sea un lugar agradable, pintoresco, cuidado, con sus edificios históricos, su plaza, sus fiestas populares, su “eje”.

Tenemos un ejemplo cercano de las ventajas de la descentralización: Ezeiza. Desde que se independizó del partido de Esteban Echeverría progresó en todos los niveles. Tomó conciencia de si misma, se hizo responsable de su historia y ya no es un apéndice de Monte Grande, lo que se nota desde el mismo momento en que se ingresa a su rotonda y su boulevard, ahora parquizados y cuidados. Es en el orden, la limpieza y la estética donde primero marca la diferencia un territorio atendido por sus propios dueños. El progreso es la consecuencia necesaria.

La solución jurídica de fondo a la cuestión la tenemos en una modificación de la Ley Orgánica de Municipalidades de la Provincia[4] que permita a partir de cierta densidad poblacional constituirse automáticamente en comuna o intendencia;  o en decisiones locales en el que cada Municipio resuelva, ejerciendo la autonomía que la Constitución Nacional le acuerda, pero que la Constitución y las Leyes Provinciales evaden[5]. Esa es la dificultad. Tienen el derecho constitucional a nivel nacional para descentralizar sin pedir permiso, pero este derecho no ha sido explicitado jurídicamente a nivel provincial.

Urge una reforma a la Ley Orgánica de Municipalidades.

Gabriel Vénica
011 156694 8893







[1] Ley 2756 (Ley Orgánica de Municipalidades de la Provincia de
Santa Fe) y Ley 2439 (Ley Orgánica de Comunas de la Provincia de Santa Fe)

[2] Ley 8102 (Ley Orgánica Municipal de la Provincia de Córdoba)

[3] Los 340.000 habitantes de Esteban Echeverría se distribuyen aproximadamente de la siguiente manera:  Monte Grande 140.000; Guillon 60.000, Jaguel 70.000, 9 de Abril 60.000 y Caning 10.000

[4] Ley Orgánica de las Municipalidades de la Provincia de Buenos Aires, aprobada por Decreto-Ley 6.769/1958.

[5] En la Constitución Provincial, los artículos referidos al Régimen Municipal van del número190 al 197. En ninguno de los ocho (8) artículos se hace referencia alguna a la autonomía de los municipios.





















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